MAISTRE, XAVIER DE
He aquí un documento sutil y paradójico de la relación entre literatura y viaje, en este caso viaje interior. De Maistre sabe que es en la escritura donde el sentido de un paisaje, de un viaje, de una mirada, deviene hacia la infinitud. Con el trasfondo de una tupida literatura de viajes, con la que mantiene en parte una distancia irónica, Xavier de Maistre plantea el suyo esencialmente como viaje escrito, que recoge la condición desplazada del hombre y del escritor, y escruta sobre todo el país de su imaginación. Desborda las limitaciones de la geografía, del viaje científico y naturalista, parodiando su retórica para desenmascarar la fatuidad y demostrar que el hombre continúa en el centro del paisaje. En este escrito de la experiencia de cuarenta y dos días de confinamiento, de Maistre sabe entender su habitación como paisaje donde hacer el descubrimiento del sujeto autónomo. Con un horizonte recortado, con un tiempo fragmentado desde fuera, logra relatar una aventura del espíritu, desplegar la infinitud de la inteligencia y la imaginación, que permite habitar la cámara de la reclusión, transformarla en habitación; y del aprendizaje de la soledad sentida en esta intensidad, extraer un individuo más fuerte, desbordando el encierro que habría podido llevarlo a la destrucción. Una de las aportaciones más importantes de este relato, obra de una persona desplazada, expulsada de un mundo que ha desaparecido, es entreabrir el camino de la ficción autobiográfica, el diario íntimo y el ensayo narrativo, orientándose decididamente hacia la disolución de fronteras entre los géneros.